La bromita de los liguistas



Soy hincha del Quito. ¿Por qué? Me pregunta un montón de gente. Entre todas las razones que tengo, una de las principales es que en estos dos últimos años, que han sido un verdadero infierno para mí, mientras veía que mi amada y hermosa esposa moría lentamente victima del cáncer, lo único que me daba momentos de felicidad era ver a mi amada Akademia coronándose bicampeón del Futbol Ecuatoriano. Recuerdo que el día después que Belén cumplió 30 años, y que yo estuve en Quito con la consciencia plena que era para despedirme ya de ella, solo me alejé de su lado para ir al Atahualpa la tarde del 5 de diciembre, aquel día, después de un partido para el infarto, el Deportivo Quito venció por 3 a 2 al Cuenca para hacer lo impensable coronarse nuevamente en un estadio lleno. Por eso me gusta también la camiseta negra, porque me recuerda que esta alegría que Dios nos dio a todos los hinchas del Quito encierra un profundo luto en mi alma, desde que Dios decidió llevarse a Belén el 19 de diciembre, hoy hace 3 meses.
No se entonces si soy mejor o peor hincha. Muy queridos amigos míos aman al Quito con todas sus fuerzas, porque es parte de nuestra identidad. Mi querida “pariente” Ana María, abonada de la mafia y novia de mi hermano “el Negro” Felipe, liguista hasta la médula, o mi amigo “El capi” Juan Diego, que desde Londres no se pierde un partido del Quito juegue a la hora que juegue, o Edgar, cuyo tatuaje en la espalda con el escudo del equipo de nombre divino conmueve. Juan Carlos, argentino de nacimiento y quiteño por derecho. Ana C, Gustavo, Santiago, Juan José, o todos esos muchachos de la mafia, de la culta y de la barra de los del muro, que gritan sin parar en las buenas y en las malas, ellos son mi familia ampliada y me hacen sentir orgullo de ser hincha del equipo de la ciudad.
Uno de estos hinchas es Santiago Rivadeneira, ex Presidente del Quito, quien está siempre en la preferencia. Me dolió profundamente cuando por esas calenturas de la emoción metió la pata y cantó esa ya famosa barra en los micrófonos de la Nueva Emisora Central. Obviamente que los hinchas de Liga se ofendieron, y los dirigentes pidieron una sanción ejemplarizadora en la FEF. A los hinchas del Quito nos dio pena, y pensábamos que era exagerada, Santiago se disculpó pero admitió su error y con el dolor del alma, aceptó su sanción, solicitada por el Sr. Patricio Torres en nombre de su equipo, y coauspiciada por un grupo importante de “periodinchas “, liderados por Alejandro Rivadeneira, coeditor de deportes del Diario el Comercio, quien hasta recientemente se refiere al Quito como “Deportivo Chiro”, y señala a su tocayo de apellido, ex presidente azulgrana, como descerebrado, por haber cometido la barbaridad de olvidarse que era representante oficial del equipo y haber cantado esa barra homofóbica y ofensiva en el micrófono. La sanción a Santiago Rivadeneira mostró entonces que La libertad de expresión exige de responsabilidad.
La semana pasada me llegó el video de la escena famosa de la película alemana Der Untergang “La caída”, mandado por mis queridos amigos de la Liga. En esta ocasión, Hitler pierde los estribos cuando se entera que el Quito no pudo ganarle a la Liga a pesar de que el multicampeón de América jugó con 9 hombres casi todo el partido. La verdad es que no vi todo el video, entre otras razones porque no me causó ninguna gracia, si me sentí ofendido porque me duele especialmente que los liguistas se burlen de mi equipo, como estoy seguro que mis amigos de la Liga (y los que no conozco también) se pican cuando les ganamos o les cantamos los epítetos que les dedicamos.
Cuando me enteré que este video lo habían pasado en el estadio de Liga el fin de semana pasado me quede atónito. Yo le creo a Esteban Paz, he tenido el gusto de trabajar con él un tiempo que aunque corto, fue muy valioso para conocer su valía como empresario, ser humano y dirigente. Él es sin duda el principal responsable de que LDU sea el mejor club del Ecuador y que haya logrado lo que el resto soñamos, coronarse en los tres trofeos continentales. Liga es un ejemplo de institución deportiva para el resto de equipos de nuestro fútbol. Lo digo con sinceridad y con sana envidia.
Yo le creo a Esteban Paz cuando dice que él no vio el video que sus colaboradores pusieron en el Estadio en el partido contra la Espoli, porque seguramente no hubiese aprobado si habría tenido acceso previo a él. Hay al menos una veintena de versiones distintas de este video, aquí en Costa Rica han circulado algunas, una especialmente graciosa sobre una famosa “platina” (una placa de metal mal puesta en un puente de la autopista que une a San José con el Aeropuerto, que causa tremendos embotellamientos). Pero la parodia de Hitler con el Quito no me hizo ninguna gracia, aparte de que hay unas mucho mejor hechas, el problema más grande es que era tremendamente ofensiva no solo para los que somos hinchas del bicampeón del futbol ecuatoriano, sino para los que como bien dijo Tommy Schwarzkopf, ex presidente del Deportivo Quito y prominente arquitecto quiteño de origen judío, sufrieron las consecuencias de la barbarie del Holocausto en manos del líder nazi, quien en el video es supuestamente hincha del Quito y pide a sus colaboradores que le compren una camiseta de la Liga para cambiarse de equipo. Lo que es una barbaridad totalmente condenable, es que en un escenario deportivo, testigo de las victorias más épicas de la Liga en la copas Libertadores y Sudamericana (y del Deportivo Quito en el campeonato local sobre los azucenas) en el marcador oficial se haga apología al nacionalsocialismo y se utilice a uno de los seres más perversos que ha pisado la tierra para causar gracia a la hinchada de la Liga.
El reclamo de la dirigencia del Deportivo Quito es justo, Esteban Paz ha reconocido su error como el hombre de bien que es, y en el mismo contexto, será capaz de aceptar las consecuencias de los actos que por acción y omisión ponen a un grupo de por decir lo menos desubicados a su cargo en el ojo de la tormenta. Es una pena que su padre, en vez de tener una actitud conciliadora, se haya burlado de la dirigencia del Quito, y por lo tanto de todos los que somos parte de la familia azulgrana, haciendo gala de prepotencia y una concepción arcaica de que él tiene inmunidad para decir cualquier cosa por su dinero y poder.
La sanción de la FEF y la FIFA tiene que ser ejemplarizadora, como lo fue la ocasionada por el desatino de Santiago Rivadeneira. Los responsables de que el video se haya proyectado en el estadio de Liga deben ser castigados. Quizás así, y como bien han dicho analistas deportivos equilibrados en el Ecuador, se pare esta vorágine de intolerancia y violencia verbal entre el Quito y la Liga. Ojalá el “Guapo de la barra” de El Comercio sea igual de firme en condenar las acciones de su amado equipo como lo es permanentemente con las del vecino de la Plaza del Teatro. El desarrollo de los hechos que envuelven a este tema en los próximos días va a ser determinante para la salud de nuestro futbol.

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